¿Por qué es bueno consumir lácteos en verano?

¿Por qué es bueno consumir lácteos en verano?

Llega el buen tiempo, las salidas, las vacaciones, y se nos olvida algo fundamental para una vida saludable: la alimentación.  Durante el periodo estival resulta primordial continuar llevando una dieta sana, con especial énfasis en la hidratación y en recuperar las vitaminas y las sales minerales que perdemos por la sudoración. Por ello, consumir leche y otros productos lácteos en verano es la mejor manera de mantener una dieta saludable también en esta época del año.

Por esta razón, consumir leche y otros derivados lácteos como los quesos o los yogures , es la mejor manera de mantener una dieta saludable en esta época. Los productos lácteos son alimentos muy completos porque aporta, a través de una toma, parte de los nutrientes que el organismo necesita cada día.

El ‘Libro Blanco de los Lacteos’, creado por la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FeNIL) en 2014, hace referencia a la importancia de consumir lácteos a lo largo de todas las etapas de la vida por el valor de sus nutrientes, sobre todo el calcio, ya que contribuye al desarrollo y mantenimiento de los huesos.

Del mismo modo, recoge datos de numerosos estudios que manifiestan sus beneficios porque cubren las necesidades de hidratación, energía y nutrición que aparecen durante el verano.

En este sentido, FeNIL nos da cinco razones por las que es beneficioso para la salud consumir lácteos en verano.

Razones para consumir lácteos en verano

  • Hidratación. Durante los meses estivales, debido a la sudoración, perdemos una cantidad importante de agua del cuerpo, además de muchas sales minerales necesarias para nuestras actividades rutinarias. La leche contiene entre 88 y 91 gramos de agua por cada 100 gramos y supone además una fuente de vitaminas, como la A, D y E, y de minerales, como el calcio o el magnesio, entre otros.
  • Obtener un bronceado más sano. La leche, así como el queso, la mantequilla o los yogures contienen dos vitaminas para procesar el bronceado: la vitamina D y la E. La primera de éstas reacciona a la exposición solar protegiendo la piel y facilitando la absorción del calcio por los huesos. La segunda, la vitamina E, favorece la capacidad regenerativa de la piel, disminuyendo la velocidad de descamación de la misma y ayudándonos a conservar el moreno durante más tiempo en la temporada estival.
  • Mantener la línea en verano. Los lácteos son unos alimentos que contienen una alta concentración de calcio y proteínas, propiedades que tienen un efecto saciante y que ayudan a evitar el picoteo entre horas. Además, según detalla el ‘Libro Blanco de los Lácteos’ existe una estrecha relación entre el consumo de productos con calcio y la regulación de la grasa corporal.
  • Conciliar el sueño. El calor nocturno impide a muchas personas conciliar el sueño en verano. Por ello, un vaso de leche antes de acostarse es un remedio casero que ayuda a dormir y que está al alcance de todos. La leche y los productos lácteos contienen triptófano, un aminoácido esencial que promueve la liberación de la serotonina y que ayuda a regular el sueño, tan vital para nuestro día a día.
  • Gran variedad de productos. Los lácteos son alimentos que se pueden encontrar en múltiples formas -yogures, cuajada, quesos, entre otros- y que son la base de un gran número de recetas. Contamos con un gran abanico de productos que nos permite disfrutar a la par que cuidarnos.

El verano supone un reto para el cuerpo. Por ello es importante mantenerse continuamente hidratado y evitar la excesiva pérdida de vitaminas y minerales por la sudoración. Un consumo diario de 2 a 4 raciones de lácteos al día, tal y como recomienda El Libro Blanco de los Lácteos, nos aporta los nutrientes necesarios para el día a día dentro de una dieta equilibrada y saludable.